José Carlos Acosta: El Cacique de Xochimilco que Extorsiona y Manipula desde el Gobierno
José Carlos Acosta, actual Coordinador General de Capital Humano en el gobierno de la CDMX, usa su poder para extorsionar y manipular a quienes no se alinean con él. Desde su tiempo como alcalde de Xochimilco, ha utilizado el miedo y la manipulación de información para someter a las personas a su control.


José Carlos Acosta, el hombre que hoy ocupa el puesto de Coordinador General de Capital Humano en la Secretaría de Administración y Finanzas del gobierno de la Ciudad de México, no es más que un cacique corrupto que ha logrado mantenerse en el poder a base de extorsión, chantaje y un control absoluto sobre todos los que lo rodean. Lo que parece un puesto administrativo, es en realidad su feudo personal, donde solo hay lugar para aquellos que le juran lealtad.
Desde su paso como alcalde de Xochimilco, Acosta ha perfeccionado el arte de manipular, someter y eliminar a todo aquel que no se doblega ante su ambición desmedida. No le importa si las personas que contrata son incompetentes, mientras juren fidelidad ciega a su figura. En su administración no hay espacio para la ética ni la meritocracia, solo para la lealtad a él. Aquellos que se atreven a cuestionarlo son castigados, despedidos sin piedad y, si es necesario, humillados públicamente.
Acosta no tiene escrúpulos: utiliza su puesto para extorsionar y chantajear, recurriendo a las tácticas más sucias para mantener su poder. ¿No te sometes? Estás fuera. ¿Tienes pruebas de su corrupción? Mejor cállate o te arruina la vida. Como alcalde, usó a la administración como su propio negocio familiar, llenándola de parásitos. Ahora, en su nuevo puesto, se ha asegurado de que solo los que lo adulan reciban un espacio en la administración. Todo aquel que se atreva a desafiarlo se ve condenado a perder su puesto, su dignidad y, en algunos casos, su carrera.
Lo más bajo que ha alcanzado este personaje es el uso de información sensible para aterrorizar a su personal. La web es su aliada para sembrar rumores, manipular a la opinión pública y amedrentar a sus rivales.
Este hombre no solo está arruinando la administración pública, está poniendo en peligro la estabilidad política de la ciudad. Si algo es claro, es que José Carlos Acosta ha demostrado, a lo largo de su carrera, que no tiene escrúpulos ni límites.