La medicina detenida por un sello

La medicina moderna no puede seguir igual que en 1990, entre firmas y sellos. Salvar vidas también significa eliminar los trámites burocráticos, muchas veces innecesarios

9/11/20252 min read

En un hospital mexicano no siempre gana el que llega a tiempo, sino el que logra vencer al papeleo. Un paciente con dolor en el pecho puede estar a minutos de morir y, aun así, se le retiene el medicamento porque falta una firma o un sello. En otro pasillo, un niño espera un estudio urgente, como puede ser una tomografía, pero la solicitud se extravía entre los escritorios. La enfermedad avanza mientras la burocracia se toma su tiempo. No se trata de casos aislados, sino de la rutina que médicos y pacientes enfrentamos todos los días. La ciencia sabe qué hacer, los recursos —en ocasiones— están ahí, pero el sistema convierte la atención en un laberinto de sellos y formatos. Y en ese laberinto, se puede perder la vida.

La idea es clara: que un paciente no tenga jamás que repetir su historia en cada hospital y que los médicos accedamos a la información con un clic, no con un expediente lleno de hojas y sellos. Una iniciativa que se impulsa desde el gobierno es la creación de un expediente clínico electrónico universal en el sector público. Esto significa que el IMSS, ISSSTE y la Secretaría de Salud podrán compartir información acerca del diagnóstico, tratamiento y demás procedimientos que se realicen a los pacientes.

Aunque es algo aún lejano, la iniciativa ya existe y esperemos que los legisladores puedan acelerarla, ya que los procesos burocráticos de los hospitales públicos siguen siendo un tema pendiente que no parece resolverse pronto. El papeleo físico contamina todo: pacientes que peregrinan en busca de sellos y autorizaciones que retrasan la atención e incrementan la espera.

En el IMSS, un paciente puede esperar entre 2 y 6 horas en urgencias antes de recibir atención definitiva si su TRIAGE es verde o amarillo. No es un dato menor: en 2022 se cancelaron más de 3 millones de consultas, muchas de ellas por falta de insumos o retrasos administrativos. En un sistema que atiende más de 1,200 millones de consultas al año, cada trámite repetido es tiempo y, muchas veces, vidas perdidas.

Todos conocemos historias de pacientes que, para acceder a una mastografía, un ultrasonido, una radiografía o incluso una incapacidad, deben dedicar horas de su día a un recorrido absurdo en busca de autorizaciones.

México tiene la capacidad para impulsar nuevas soluciones e implementar tecnologías que permitan dejar atrás al sistema de salud público de antaño e innovar con herramientas de punta. La salud pública debería interesar e involucrar especialmente a los médicos jóvenes, porque pronto algunos de nosotros seremos quienes, el día de mañana, tengamos que tomar decisiones que impactarán a millones de personas. Claro, es un reto enorme, sobre todo porque cotidianamente trabajamos en un sistema que muchas veces no proporciona las herramientas ni los insumos necesarios para desempeñarnos de manera adecuada.

La medicina moderna no puede seguir igual que en 1990, entre firmas y sellos. Salvar vidas también significa eliminar los trámites burocráticos, muchas veces innecesarios.